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En los últimos años disfruto mucho el básquet, más que en otras épocas

Viernes, 11 de Noviembre de 2016 / Publicado en La entrevista de la semana
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Walter Herrmann es el nuevo protagonista de La entrevista de la semana y se mete en una charla a fondo. Su presente en Obras, lo especial de su paso por San Lorenzo, el regreso en Venado Tuerto después de su retiro temporal, una visión personal del deporte a los 37 años, el qué dirán y su paso por la Selección: Es uno de los recuerdos más hermosos que me dio el básquet.

-¿Cómo estás viendo este comienzo de temporada con Obras?
-La verdad es que nos ha tocado un inicio muy irregular. Se nos han escapado un par de partidos en la última bola que por ahí te hacían cambiar el ánimo. Hemos tenido partidos muy buenos y otros muy malos, como contra Gimnasia en Comodoro. Estamos trabajando para intentar mantener esa regularidad que es tan difícil de lograr en la Liga. Somos positivos y creemos que recién ahora el equipo está empezando a encontrar cierta química.

-¿Esas irregularidades son lógicas o esperables considerando que son un equipo con muchos jóvenes?
-Creo que son lógicas teniendo en cuenta que el plantel es casi todo nuevo, desde el entrenador hasta muchos jugadores. Hay que tener en cuenta que ahora mismo tenemos la baja de (Todd) Brown, el extranjero, y la rotación se redujo bastante. Está claro que tenemos que estar muy finos para lograr victorias. Pero creo que las irregularidades en los equipos se dan bastante seguido. Uno siempre quiere arrancar derecho, pero esto no es como empieza, sino como termina.

-Desde lo personal, ¿cómo te estás sintiendo en el equipo? Siempre considerando que estás jugando más de alero cuando venías acostumbrado a hacerlo como ala pivote en los últimos años.
-Me encanta jugar de alero, toda la vida lo hice y es una posición que me gusta mucho. Lo que pasa es que en las últimas dos temporadas sólo jugué de ala pivote, y físicamente estamos trabajando muy duro con el profe en Obras para conseguir un poco más de velocidad. Jugando de ala pivote vas perdiendo algunas hábitos de alero. Pero la verdad es que estoy cómodo en la posición de ahora, y sigo trabajando el físico para llegar mejor al final de los partidos.

-¿El formato de competencia es medio complicado para jugadores como vos, los más veteranos, desde el punto de vista físico?
-El tema es que cuando tenés cierta edad te cuesta más recuperarte entre partido y partido. Es indudable que, cuando jugás muchos partidos seguidos, al segundo la energía ya baja un poquito y si hay un tercero ahí estás con bastante menos energía. Eso es lo que quizás noto. Y ahora mismo en Obras encima tenemos la rotación corta. Pero físicamente hemos hecho un trabajo muy bueno de pretemporada. Por ejemplo, el miércoles contra Peñarol jugué más de 30 minutos y si bien terminé cansado, no quedé reventado como podría ser.

-Una vez cerrada la etapa en San Lorenzo, ¿qué te llevó a Obras?
-Cuando hablé con la gente del club, por mi representante ya sabía que era una institución excepcional. Acá tenés todo a tu disposición, desde el gimnasio hasta la atención constante. Sólo te tenés que preocupar por jugar al básquet, y eso es un gran incentivo para el jugador. Obras es un equipo que en los últimos años siempre aspira a ganar algo. De hecho, viene de una temporada muy buena, quedó eliminado contra San Lorenzo en el primer cruce. Siempre es lindo estar en equipos ambiciosos.

-Mencionaste a ese San Lorenzo campeón. ¿Qué significó ese año en el club del cual sos hincha?
-Fue un sueño cumplido. De no imaginarme nunca que San Lorenzo iba a jugar Liga Nacional, a poder estar en su vuelta y conseguir el campeonato. Es impagable e impensado. En la familia somos todos hinchas de San Lorenzo, seguimos los partidos de fútbol toda la vida. Y ahora que se enganchó el básquet tenemos otro equipo para alentar. Tener la oportunidad de jugar en San Lorenzo fue algo espectacular, un regalo que me dio el básquet porque no lo imaginé al final de mi carrera.

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-Está claro que te dejó un título y muchos reconocimientos individuales, pero tu paso por San Lorenzo parece haberte dejado mucho más.
-Sí, está clarísimo. No ha sido un equipo ni un título más. Hacerlo con San Lorenzo fue algo realmente especial y siempre lo voy a llevar conmigo. Juegue o no en San Lorenzo, hincha del club voy a ser siempre. Ese título tiene un sabor mucho más grande que otra Liga.

-¿Te molestó cómo se trató el tema de tu salida de San Lorenzo y ese conflicto que tuviste con Julio Lamas?
-Si se hubiesen dicho las cosas como eran, no hubiese habido ningún problema. Pero bueno, vivimos en una sociedad donde quizás hay mucha hipocresía y suelen pasar esas cosas. Pero ya está, es un tema del pasado y ahora tengo la cabeza puesta en Obras. Y lo que pasó no cambiará mi sentimiento por San Lorenzo. La verdad es una sola y no la de uno u otro. Yo lo comenté en pretemporada y ahora no voy a entrar más en polémica con lo avanzada que está la temporada. Ahora tengo la cabeza en Obras y me queda un recuerdo hermoso de ese año excelente con San Lorenzo. La pasamos muy bien como grupo y la dirigencia se portó muy bien conmigo. Seguir metiéndome en el tema sería empañar algo que fue realmente exitoso.

-En el receso tuviste dudas sobre tu continuidad como jugador. ¿Dónde nacen y por qué las despejaste para seguir un año más?
-En realidad hace cuatro años que vengo diciendo lo mismo. Siempre que me preguntan si me retiro o no, digo que es la última temporada. Hace cuatro que vengo haciendo lo mismo porque cuando tenés cierta edad vas año a año. Pero nunca me planteé ni hablé con dirigentes para decir este es el último año. Si me siento cómodo cuando termino, seguiré un año más; si veo que termino muy mal físicamente, veré si me planteo el retiro… No sé, voy año a año. En este momento estoy disfrutando el presente con Obras. Normalmente es al final de temporada cuando llegás muy cansado y empiezan las dudas.

-Cuando muchos llegan a esta etapa de sus carreras, la palabra retiro es conflictiva desde lo personal y pensando en la etapa posterior. Sin embargo en vos se nota una gran naturalidad para asumir el tema. ¿Es así?
-Es que yo estuve tres años retirado y se me pasaron muy rápido. Cuando tenés muchas actividades fuera del básquet y rellenás el día, no es tan complicado. Lo que pasa es que cuando sos deportista, el 90% de los jugadores están toda su carrera pensando en el deporte y de repente se encuentran con que les falta algo. Yo siempre fui una persona inquieta y curiosa, me gusta hacer cosas fuera del básquet e incluso en vacaciones se me pasan los días muy rápido. Eso te permite no extrañar tanto lo que es el deporte. En mi caso no lo extrañé tanto cuando estuve retirado, pero me encanta haber tomado la decisión de volver porque lo estoy disfrutando mucho.

Cuando tenés muchas actividades fuera del básquet y rellenás el día, no es tan complicado el tema del retiro. Lo que pasa es que cuando sos deportista, el 90% de ellos está toda su carrera pensando en el deporte y de repente se encuentran con que les falta algo cuando se van.

-Cuando volviste aquella vez en Venado, allá por 2011, ¿pensaste que ibas a hacerlo de esta manera? Porque volviste a la Liga, fuiste al exterior y ganaste títulos, pegaste otra vuelta a la LNB y fuiste campeón dominando, incluso jugaste un Mundial con la Selección… Son muchísimas cosas.
-Es increíble. Cuando volví a Chanta, hacía 14 años que el club no salía campeón y querían ver si podían conmigo. Lo hicimos y después surgió lo de Atenas, entonces me propuse jugar esa temporada como para retirarme con 33 años. Después llegó lo de Flamengo, la chance de jugar una final mundial entre clubes que nunca había tenido, fuimos y la ganamos. Luego tocó el título en la Liga de Brasil, la Selección, San Lorenzo… La verdad es que fue algo impresionante porque era ganar títulos todos los años, y son cosas soñadas. Cuando volví a jugar con mis amigos en Venado era para jugar dos veces a la semana y tomar algo después de los partidos. Eso me llevó a estar disfrutando este presente.

-¿Esa vuelta cambió un poco tu enfoque de lo que era el básquet?
-Sí y no. Jugando con mis amigos en Venado u hoy en Obras, siempre me pongo la misma presión. Cuando estoy en la cancha quiero jugar siempre bien y que el equipo gane. Terminás pasándola bien o mal juegues donde juegues, en el club o la categoría que sea. Con esa auto presión es que, al menos los de mi generación, hemos llegado a conseguir lo que conseguimos. Si bien a veces esa presión hace un poco mal, también es la que te hace estar siempre a la altura.

-Cuándo mirás atrás en el tiempo y comparás al Herrmann que arrancó a jugar con este de ahora, ¿ves diferencias? Más allá del juego eh, también como persona.
-Lo único que sé es que en los últimos años disfruto mucho del básquet, quizás más que en otras épocas. Cuando vos sos chico y empezás una carrera así lo hacés a los 15 ó 16 años y sabés que hasta los 30 y pico vas a seguir constantemente jugando. Yo tuve la fortuna o como lo quieran llamar de frenar un poco mi carrera en esos tres años que no jugué. Y pude volver al nivel con el que me había retirado. Estos últimos años los tomo diferentes, pero mi forma de pensar siempre fue la misma. De hecho, cuando empecé a jugar al básquet ya decía en mi primera temporada que me iba a retirar a los 28 años, tenía ese objetivo. Después uno va haciendo la carrera y la vida del deportista quizás se extiende, pero cuando empecé decía eso, me retiraba a los 28 y hacía otra cosa. Creo que mi forma de pensar no ha cambiado mucho. Quizás se dice ahora estoy grande, pero no noto tanto cambio, siempre tuve la cabeza bien puesta.

-Decís que ahora le tomaste un poco más de gusto y lo disfrutás más, pero da la sensación de que el básquet no es todo en tu vida. Muchos deportistas, en cambio, están constantemente metidos en su actividad.
-Yo soy un agradecido del básquet porque me dio todo, más allá de que tengo otras actividades paralelas. Todo lo que tengo es gracias al básquet, que fue mi primer trabajo y el más importante que tuve en mi vida. Entonces siempre seré un agradecido y me va a encantar. Lo que pasa es que cuando uno llega a un nivel tan profesional, realmente se convierte en un trabajo y no se disfruta como la gente cree. Por ejemplo, el año pasado yo disfrutaba después del partido ganado, y cuando salimos campeones creo que disfruté como mucho la primera semana y después pensaba en lo que venía. Es mucho más el esfuerzo que se hace que el momento de festejo.

Siempre seré un agradecido del básquet y me va a encantar. Pero cuando se llega a un nivel tan profesional, realmente se convierte en un trabajo y no se disfruta como la gente cree. Es mucho más el esfuerzo que se hace que el momento de festejo

-¿Lo vas a extrañar al básquet cuando te retires definitivamente?
-Sin lugar a dudas. De hecho, cuando estaba retirado y miraba algún partido de básquet de la Selección, que es lo único que miro cuando no estoy en actividad, decía me gustaría estar ahí. Después cuando empezás a pensar en lo que tenés que entrenar y demás para estar jugando quizás bajás un poco (risas). Pero me va a pasar toda la vida, a cualquier edad. Cuando vea un partido de básquet voy a decir me encantaría estar ahí.

-¿Sos de estar pendiente del qué dirán?
-Cero, nada de nada. De hecho, no soy mucho de meterme en las redes sociales, más allá de que siempre me decían y pinchaban para que metiera algo. Tengo muchas cosas para hacer y no estoy tan pendiente del teléfono. Pero soy un convencido de que si uno no se elogia, nadie te va a elogiar (risas). En esta sociedad, si todo el mundo te puede matar, te mata. Es una realidad. Entonces sinceramente al qué dirán no le doy mucha bola, ni para bien ni para mal. Me enfoco mucho más en mi familia y amigos. La gente va a opinar siempre. Yo tengo la suerte de que la gente se porta súper bien conmigo en las canchas a las que voy, pero a otros los insultan y lo tomo más que nada como que la gente tiene mucho estrés en su trabajo y va ahí a descargarse. No lo tomo como algo personal.

-¿Se lo dirías a un chico que recién empieza? Porque hoy es normal que se esté pendiente de lo que se dice de uno mismo.
-Si te afecta el qué dirán, nunca te metas en redes sociales, ese es el consejo (risas). Cuando era chico me metía y la gente siempre está opinando.

-¿Cómo te gustaría o pensás que te van a recordar cuando se termine el Herrmann profesional del básquet?
-Los de mi camada se van a acordar, pero las nuevas camadas es más complicado. Tengo mi sobrino en España que tiene siete años y en la escuela decía mi tío es conocido en Argentina, es famoso. Y los nenes de la escuela decían no lo conocemos. Yo había jugado en Málaga y fuimos campeones en 2006, o sea que esos chicos no habían ni nacido. Así que nuestras camadas se van a acordar de nosotros, pero con el tiempo todo pasa. De hecho hay chicos con los que hablo hoy en día que les cuento de Marcelo Milanesio y no lo vieron jugar nunca, ni en video. Todo pasa muy rápido, así que lo que menos hago en pensar en cómo me van a recordar. Sí trato de dejar buenos recuerdos, sobre todo en mi seres queridos, que son los más importantes.

Todo pasa muy rápido, así que lo que menos hago es pensar en cómo me van a recordar. Sí trato de dejar buenos recuerdos, sobre todo en mis seres queridos, que son los más importantes

-Es inevitable pasar por la Selección y la Generación Dorada de la que sos parte. ¿Qué fue ese equipo?
-Una generación que no se da todos los días, está más que sabido. Tuvimos la fortuna de haber nacido esos 12 en la misma época. Si no pasaba eso, quizás no se conseguía tanto. Pero es uno de los recuerdos hermosos que me dio este deporte. Y más que por los títulos será el recuerdo de un grupo que, como dicen en España, era una piña. Nunca hubo egoísmos, era todo compañerismo 100%. Y al día de hoy esos valores se siguen manteniendo, y por eso creo que la Selección Argentina de Básquet es un gran ejemplo del deporte argentino, porque más allá de todos los jugadores que fueron pasando nunca hubo egoísmos. Y un equipo así siempre queda en el recuerdo de todos.

-¿Esa es la mayor enseñanza que te dejó la Generación Dorada?
-Sin dudas. Estuve en muchos equipos con figuras y estrellas, y no es fácil manejar los egos. En la Selección Argentina, todos los que llegan son iguales, desde el primero hasta el último. Ese es el valor que tuvo y tiene este equipo.

-Dentro de ese sentido colectivo, ¿podés analizar lo que fue tu paso por el equipo?
-Sí. Ha sido mucho más de lo que imaginaba. El hecho de conseguir una medalla de oro olímpica es único. Incluso si retrocedés en el tiempo y no tanto, más o menos a 1999, jamás lo hubieses pensado. En 2002 parecía que el equipo podía dar una sorpresa, pero nadie pensaba en una medalla de oro olímpica. Todos los recuerdos que tengo de la Selección son lindos.

-¿Sentís que te fuiste en el momento indicado de la Selección, que te fuiste en paz después del Mundial 2014?
-Me fui súper en paz. No sé si en el momento indicado porque uno siempre cree que puede seguir jugando, pero tuve la posibilidad de jugar ese Mundial después del retiro y con mis hijos en la cancha. Eso te queda, porque quizás vas sumando logros en tu carrera, sobre todo en la Selección, cuando sos chico y no tenés hijos, entonces después tienen que ver todo por video. Yo tuve la fortuna de que mis hijos estuvieran en la cancha en el Mundial de España, y esas cosas pagan todo el esfuerzo que hacés en tu carrera.

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-¿Cómo viste el último proceso para Río 2016 y cómo ves en general el recambio que se afronta?
-Se está notando que el nivel de los chicos que van entrando es buenísimo, incluso están yendo otra vez hacia la NBA o Europa. Argentina va a seguir dando pelea siempre, ya sea por el orgullo o el talento. Los últimos Juegos nos dejaron un sabor un poco amargo porque tuvimos mala suerte en el primer cruce, que nos tocó Estados Unidos. Creo que terminamos en una posición mucho más abajo de lo que generó el equipo, que hizo un gran torneo y estuvo a la altura de cualquier seleccionado, sacando a Estados Unidos, que son diferentes.

-Como conocedor del básquet europeo y la NBA, ¿imaginabas que se iba a producir ahora este salto que están dando nuevamente los jugadores jóvenes hacia el exterior?
-Lo veo buenísimo y siempre se lo digo a los chicos. Cuando tengan la posibilidad de irse a jugar al exterior, sobre todo a Europa porque en la NBA no es tan normal saltar como Brussino desde la Liga Nacional, les digo que vayan y prueben porque uno cambia mucho como jugador y persona allá. Las ligas europeas son todas muy duras y ahí te hacés muchísimo más jugador. Cuando jugaste un poco en Argentina y tenés experiencia, si tenés la posibilidad de irte hay que aprovecharla, al menos para ir y pulir muchas cosas o aspectos que acá no vas a conseguir. Todas las ligas tienen su techo. No son muchas las posibilidades de jugar en las mejores ligas del mundo, así que el que la tenga tiene que agarrarla porque ese tren pasa muy pocas veces.

Leandro Fernández
@FernandezLea
[email protected]
@cabboficial

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