Sin Yago, y con más actitud que buen juego, superó a un combativo Uruguay por 90 a 87 en un cierre espectacular

Arrancó mejor Brasil, con la potencia de sus internos como principal apuesta. Y dispuesto al roce que propuso Uruguay desde el comienzo mismo. Pero la temprana expulsión de Yago lo corrió del eje y lo llevó a un momento de confusión y alteración que su rival supo aprovechar. Porque el equipo de Signorelli no es un equipo para ser subestimado en lo más mínimo. Trabaja con solidaridad y tiene muchas variantes (hoy, por ejemplo, tuvo un gran PT de Sarni, Serres y Lemos).

No obstante, Brasil es Brasil y, cuando reaccionó del golpe, volvió a ponerse en partido con el tiro externo como bandera (10-26 triples) para regalar un contexto de paridad total y un segundo cuarto delicioso. Fue una pelea entre dos boxeadores dispuestos al espectáculo. El resultado fue un primer tiempo de 100 puntos (52 a 48 para la Celeste) que dejó el desenlace completamente abierto.

Al volver del descanso, los brasileños volvieron con otro semblante. Y pasaron al frente, con una defensa zonal y el tiro de tres puntos como arma principal. Pero sobre todo con la aparición de Didí, ausente hasta allí, quien marcó 15 puntos en el tercer parcial dejando en claro por qué es uno de los proyectos más interesantes de todo este campeonato. Eso le permitió al equipo de Guidetti tomar una valiosa ventaja de seis (74 a 68) para entrar al cuarto final con un poco de margen.

El ultimo chico fue una locura. Uruguay, con muchísimo empuje y un buen pasaje de Rodríguez (más un gigante Serres), metí un parcial de 12 a 4 y recuperó el liderazgo. De ahí en más fue gol a gol hasta el final. Y cuando todo hacía suponer el tiempo suplementario llegó el bombazo de Caio en el segundo final que desató la locura de los brasileños. Definitivamente no merecía perder este partido el conjunto de Signorelli. Pero al menos le quedó una certeza: jugando así, ganará muchos más partidos de los que cederá.



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Fotos: Alejandra Ruiz