Desde ayer, poco después del mediodía y tras algunas demoras al salir de Madrid, el seleccionado nacional se concentró en un hotel muy alejado del centro de Orense, cercano a un parque industrial, para afrontar la segunda etapa de la gira europea.
En esta población, que mezcla llamativamente centenarias casas casi en ruinas con algunos modernos edificios de frentes espejados, el plantel argentino afrontará desde mañana un triangular con los seleccionados de España y Lituania, justamente el primer rival en los Juegos Olímpicos.

Hoy, a las 20 (las 15 en nuestro país), el certamen Ciudad de Orense comenzará con el choque entre los locales y los lituanos; continuará mañana con la Argentina vs. Lituania y concluirá pasado mañana, siempre desde las 20 (15 horas en Argentina), con otro clásico del equipo conducido por Sergio Hernández y los campeones del mundo. Será la revancha del que sostuvieron anteayer en Madrid y que ajustadamente ganaron los locales (90-88).

La noche libre que tuvieron los jugadores en Madrid, el viaje en un avión charter a Vigo y de allí 100 kilómetros en ómnibus hasta Orense generaron un cierto cansancio que obligó al entrenador a ordenar una buena siesta y armar una práctica para la noche.

El salto de calidad que mostró el equipo frente a los españoles motivó que el ánimo ayer estuviera muy alto y con expectativas renovadas por la concreta posibilidad de que Fabricio Oberto y Leo Gutiérrez, ambos lesionados, puedan jugar mañana. Si así ocurriera, sería la primera vez que el DT contará con el plantel completo, aunque no sanó definitivamente.

Respecto a las conclusiones sobre el gran choque de anteayer, el coach nacional señaló: Lo había dicho antes, pensé que nos iban a pasar por arriba, pero los complicamos mucho. El oficio, la calidad y el orgullo de estos jugadores se notó. Cuando uno cree que están al límite, siempre dan algo más. Quedé muy conforme con la actuación, fue un gran paso hacia adelante.

Respecto a los muchos minutos que jugó Emanuel Ginóbili (21), Hernández aceptó que se excedió un poco. El médico me dijo que jugara 12 o 13 minutos, yo le pedí 15 a 17 y el partido nos llevó a extendernos un poco. Lo que sucede es que ustedes no ven cómo se entrena este equipo y lo que ofrece Manu . Las prácticas son durísimas y Manu juega una hora entera.

Una sensación de tranquilidad, alivio y satisfacción, pero con voluntad de seguir mejorando, se advirtió ayer en la delegación argentina que intenta seguir sumando horas de vuelo en la búsqueda de su mejor condición para el gran desafío que les espera en los Juegos Olímpicos.

Fuente: Miguel Romano (Orense).

Foto: Marcelo Figueras