Mientras descansa en Córdoba y se prepara para el Campus que encabezará en el club Macabi de San Miguel, el cordobés piensa en el Mundial. Y, a los 35 años, advierte que tiene cuerda para rato: “Es difícil decirle no a la Selección. La palabra retiro me queda grande”.
Fabricio Oberto tiene 35 años y puede ostentar muchas medallas de campeón. Pero tenía una asignatura pendiente, y no precisamente el título mundial que se le escapó -por un grosero error arbitral- en Indianápolis 2002. Sino la que otorga esa preciosa sensación de compartir con los jóvenes la experiencia que cosechó a lo largo de su extensa y vigente carrera. Tantas ganas tenía el de Las Varillas de encabezar un Campus, que ni dudó cuando surgió la posibilidad de realizarlo en el club Macabi de San Miguel, pese a que para esa fecha (del 19 al 25 de julio) estará a poco más de un mes del arranque del que probablemente sea su último Mundial. El cariño y la energía que te dan los chicos te ayuda a recargar las pilas, dice el pivote en diálogo con Clarín.com.

-¿Cómo se dio lo del Campus?
- Yo he estado en el de Manu (Ginóbili), en el de Hugo (Sconochini) y hace varios años tenía esa iniciativa de hacer algo y no encontraba la gente con quién hacerlo. Al principio iba a ser en Córdoba pero justo salió esta oportunidad de hacerlo en Maccabi de San Miguel, que es un club con unas instalaciones increíbles.

-No es necesario que los chicos que asistan al Campus tengan conocimientos de básquetbol…
-Todos tienen que tener la chance de poder jugar, poder divertirse e incluso incursionar en el básquet después. No sólo sirve para enseñar, sino también para promocionar este deporte, que en los últimos años ha crecido muchísimo en Argentina. El concepto del campamento es el sacrificio. Y transmitir que, más allá de lo que te pueda tocar, uno puede siempre aprender y tiene que saber que, si se trabaja duro, se puede jugar básquetbol. Sólo hay que esforzarse y no perder nunca el enfoque de que hay que divertirse, porque mucha gente busca con su hijo el ticket de lotería y entonces se pierden los parámetros.

-Después de los problemas cardíacos que te afectaron el año pasado, ¿cómo estás hoy de salud?
-Los estudios van a ser a finales de mayo o principios de junio. Desde el 14 de abril, que fue el último partido con Washington, he estado descansando. Pero físicamente estoy muy bien, terminé jugando muchos minutos y muy pronto empezaré a prepararme para que no se haga tan duro cuando haya que comenzar con la Selección.

-¿Qué balance hacés de la temporada?
-Me quedó la sangre en el ojo de que no pudimos concretar los objetivos que teníamos, que eran llegar a los playoffs y pelear en la Conferencia del Este. El equipo tenía muy buenos nombres pero sufrió muchos cambios, muchos problemas… Es una experiencia de la que hay que aprender para que no vuelva a pasar.

-Ante la ausencia de Ginóbili, ¿te imaginás teniendo mayor participación en ataque en la Selección?
-La verdad que siempre me he adaptado al juego de equipo que necesita el entrenador. Y no es algo que me preocupe, porque jugamos bien en conjunto y tenemos suficiente material. Obvio que se extraña un jugador como Manu, que hace mejor a los demás. Pero lo que siempre digo es qué bueno que no está retirado de la Selección. Y esa es una buena noticia.

-Que Manu haya hablado de Londres, ¿te hace pensar en estirarte dos años más?
-Siempre tengo ganas de jugar con la camiseta argentina. Ahora estoy esperando que pasen los estudios y ver cómo esta todo. Es difícil decirle que no a la Selección, la palabra retiro me queda grande. Hay que ir paso a paso, año a año. Pero mientras uno pueda ayudar y ganarse un lugar…

-Chapu (Nocioni) dijo que por lo que contagia la gente de Peñarol le gustaría jugar algún día con esa camiseta. ¿Vos si volvés a la Liga es para ir a Atenas?
-Siempre dije que mi gran amor es Atenas. Después hay que ver la situación. Me gustaría poder venir en buenas condiciones y hacer un gran papel.

Fuente: Clarín.com