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Las repercusiones luego de la excelente tarea de los U19

Jueves, 14 de Julio de 2011 / Publicado en Formativas
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La Selección Argentina juvenil masculina culminó el Mundial FIBA con un histórico cuarto puesto, por encima de potencias como Estados Unidos y Croacia. Muchos medios y prestigiosos periodistas se hicieron eco del torneo de Letonia. Reproducimos algunas notas.
ESPNDEPORTES.COM, MARTES 12 DE JULIO. POR ALEJANDRO PEREZ
Un equipo que respeta el ADN

El seleccionado argentino U19 está construido con la esencia de la generación dorada.

BUENOS AIRES- El cuarto puesto en el Campeonato Mundial Juvenil alcanzado por Argentina llegó en un momento en el que el relevo de la fantástica generación dorada empieza a pesar cada vez más. Por eso actúa como una brisa aliviadora, que despierta muchas ilusiones a futuro. Sin embargo, no deberíamos perder de vista que no se trata de una fórmula matemática: ningún muchacho de 19 años que hoy se destaque puede asegurar que lo siga haciendo con el correr del tiempo. Por eso, conviene ser precavido a la hora analizar lo que vendrá.

¿Qué mostró este equipo juvenil que logró meritorios triunfos ante Rusia, Croacia, Brasil o Letonia y que le jugó de igual a igual a Serbia, subcampeón mundial? En principio, algunos chicos física y técnicamente aptos para desarrollarse, donde sobresalen el pivote Marcos Delía (19 años y 2,06), el alero Franco Giorgetti (18 años y 2,01) y el escolta Patricio Garino (18 años y 1,96), a los que habría que sumarle al pivote Matías Bortolín (18 años y 2,04), quien se perdió el Mundial por una lesión de último momento.

Desde la irrupción de Luis Scola que no se veía un jugador argentino moverse con determinación en el poste bajo, de espaldas al canasto, como amenaza hacerlo Delía, mientras que Giorgetti tiene los centímetros, la versatilidad, el despliegue y el tiro exterior que se exigen hoy a un alero. A su vez, Garino juega a los dos lados de la cancha, algo siempre valioso. Tanto él, en la NCAA, como Bortolín, en Italia, apostaron por emigrar. Habrá que ver si en esta etapa de su formación, se confirma como una decisión acertada.

Argentina terminó en el cuarto puesto con un récord de 5 triunfos y 4 derrotas, dejando en claro que no le sobra talento y que sobrelleva algunas limitaciones, sobre todo ofensivas. Sin embargo, al mismo tiempo ofreció una imagen de seriedad, de concentración, de actitud y de disciplina táctica infrecuentes en chicos de esa edad y que le hicieron producir por encima de lo que su propio cuerpo técnico esperaba. Esta selección juvenil creció con el tiempo durante el mismo torneo, como que se fue adaptando a la exigencia del máximo nivel y sacó lo mejor de sí.

Lo más interesante para los argentinos fue distinguir que estos pibes llevan el adn incuestionable que heredaron de la selección mayor: en lo conceptual, que el equipo está siempre por delante de las individualidades y por lo tanto se juega en conjunto, pasándose la pelota y sin abusar de ella. Eso le sirvió para maquillar la falta de un hombre desequilibrante. Como el grupo detectó que no contaba con alguien así, entendió que debía hacerse fuerte en el colectivo, en el juego grupal, y allí radicó su fortaleza.

En el estilo, que se respetó estando arriba o abajo en el marcador, también hubo rasgos similares a los mayores que entusiasman, como la defensa agresiva (por momentos su principal sostén), el juego controlado, con orden, sin apresuramientos y con buena selección de lanzamientos. Todas estas son características indispensables en el ámbito internacional, que conformarán una combinación ideal si se las acompaña con el desarrollo de las destrezas individuales.

Argentina siempre fue competitivo en categorías menores, logrando participar en 9 de los 10 Mundiales Juveniles y metiéndose en cuatro de ellos entre los 4 mejores. Esto ratifica que trabaja bien a nivel de clubes, con buenos formadores de jóvenes, pero que tiene además una buena estructura de competencias internas, desde lo torneos locales a los nacionales, tanto a nivel de clubes o de selecciones provinciales. En definitiva, los jóvenes argentinos juegan mucho, que es la mejor forma de aprender y de poner en práctica lo aprendido.

También la Confederación Argentina de Básquetbol viene acertando con sus nóveles jugadores, porque está invirtiendo dinero para que sus seleccionados menores participen de todos los torneos posibles y los rodea de una preparación seria, que incluyen concentraciones y partidos amistosos.

Pero está claro que con todo esto no alcanza. Serán los propios muchachos los que deberán aportar todo el sacrificio posible para continuar su evolución deportiva. Aún con todos estos condicionantes se puede comprobar que del equipo que obtuvo un histórico bronce en el Mundial de Canadá en 1991, solo llegaron a destacarse Alejandro Montecchia y Rubén Wolkowyski, quienes en ese equipo no eran los mejores.

No fueron Pepe Sánchez ni Luis Scola (apenas jugó 10 minutos en 3 partidos) los argentinos más brillantes en el Mundial de Grecia en 1995, donde terminaron sextos, pero sí fueron los que consiguieron lo máximo casi una década después.

Del valioso cuarto puesto en el Mundial Juvenil de Portugal en 1999, el mismo del que no pudo participar Scola, ninguno se consolidó como un jugador importante en la selección mayor. A su vez, del grupo que terminó en un pálido 10º puesto en el Mundial de Grecia 2003 recién ahora intentan ganarse un lugar en la selección absoluta Juan Pablo Figueroa y Leo Mainoldi. Si retrocedemos a 2007 (6º puesto en el Mundial de Serbia), veremos que ningún valor de esos, que hoy merodean los 23 años, es tenido en cuenta por el técnico Julio Lamas.

Estos jóvenes, a diferencia de generaciones anteriores, tienen en las bondades de la Liga Nacional un ámbito exigente donde desarrollarse. Potencial para proyectarse como buenos jugadores y posibilidades de participar en el reemplazo de la generación dorada tienen. Estará sólo en ellos que lo concreten.

DOBLEMBLOG.COM, SABADO 9 DE JULIO. POR MARCELO G. NOGUEIRA
Estos pibes

Recordamos que para nosotros los resultados no nos desvelan en las categorías formativas. Igualmente, no queremos pasarnos de listos: que la Argentina se meta entre los cuatro mejores del mundo entre los U19 no deja de entusiasmarnos.

Más nos entusiasma observar que hay un puñado de jugadores con futuro. Eso según nos parece y luego de chequear con algunos entrenadores que nos merecen respeto: Franco Giorgetti (Peñarol, clase 92), Patricio Garino (Montverde HS, clase 93) y Marcos Delía (Boca, clase 92) son los que aparecen con mayor chance de destacar entre los mayores, en un tiempo no muy lejano.

Ellos se podrían unir a Juan Fernández, consolidado en Temple, y de la misma generación de los U19 esperamos la recuperación física de Matías Bortolín (ex Atenas vendido a Rimini, parece que volverá al Griego, clase 93), quien no viajó a Letonia por un desgarro.

Tal vez Scola, Delfino y Chapu puedan esperarlos dos o tres años para reengancharse, ¿no?

BLOG BASQUETPLUS.COM, DOMINGO 10 DE JULIO. POR MIGUEL ROMANO
Manu, Scola y los U19

Las estrellas de la Generación Dorada fueron referentes muy directos de este seleccionado que nos emocionó y enorgulleció por su brillante 4º puesto en el Mundial de Letonia.

Estos chicos, que nos colmaron de orgullo en el Mundial U 19 con sus excelentes actuaciones y altamente meritorio 4to puesto, histórico, por cierto, para aplaudir largamente también, son aquellos que salieron a pasear por San Antonio, hace un año, guiados por Manu Ginóbili, durante el Panamericano que los clasificó justamente para Letonia.

Más allá de mostrarles la ciudad, aprovechó para transmitirles algo de lo que significa ponerse la celeste y blanca, del compromiso que deben tener y algunos detalles más que fueron los pilares de la Generación Dorada.

Estos chicos, que estuvieron a la misma altura de todas las superpotencias de Europa, como Serbia, por ejemplo, que tiene uno de los mejores programas de trabajo del mundo con las inferiores, son los mismos que participaron, en su mayoría, del primer TAP propuesto por Luis Scola el año pasado en el Cenard. Allí también escucharon los consejos de ex jugadores, técnicos, médicos, dirigentes y por supuesto del propio pivote de Houston, que también les habló de su experiencia en la selección.

Son los chicos que hace tres años vienen trabajando duramente en el programa de la Confederación de la mano de Chiche Jápez, un equipo que despertó muchas expectativas en U17, pero que después de aquel Panamericano donde se clasificaron ajustadamente, y especialmente luego del bajo rendimiento en el Mundialito de Alemania del año pasado y la flojísima gira reciente por Europa, donde perdieron todos los partidos, las esperanzas de hacer un buen torneo en Letonia se fueron diluyendo. Mucho más se cayeron cuando se produjo la baja de una de sus figuras, el cordobés Matías Bortolín.

Como muchas veces suele ocurrir, en la adversidad, en el peor momento, el grupo se terminó de amalgamar, se fundió en un bloque se juego compacto y solidario y terminó de surgir el juego colectivo que tanto nos conmovió en cada una de sus presentaciones. El sacrificio de todos, la sincronización en los cambios de marca, en la forma de evitar los bloqueos, en el balance defensivo constante, en la concentración mental durante los 40 minutos, en el respeto a los sistemas y las estrategia, demostraron que no están lejos del legado que Manu, Scola y muchos les quisieron dejar con sus charlas.

Estos pibes respetaron el juego de equipo con cero egoísmo que siempre distinguió a la Generación Dorada y también tuvo carácter, fe ganadora y actitud siempre positiva.

Nadie esperaba que llegaran a las semifinales y sin duda que el más feliz debe ser Enrique Tolcachier, que tanto necesitaba un resultado como estos para reforzar, avalar y empujar su trabajo y su proyecto al frente de los seleccionados menores.

Más allá de las lógicas felicitaciones para estos pibes que nos maravillaron y decirles que no queremos postularlos como sucesores de la Generación Dorada, simplemente porque sería el peor pecado ponerles esa mochila a esta edad y que le deseamos que sean lo mejor que puedan ser, hay que agradecerles haber entendido el mensaje. Haber continuado con una costumbre, una línea, un estilo y una filosofía que debe ser la bandera por siempre en nuestro basquetbol.

Es una pena que no haya Mundiales U 21 para que este equipo pueda seguir unido y mostrando su crecimiento y vale esperar que sus entrenadores de los clubes le den ahora la cabida que se merecen para que sigan creciendo, pero, por encima de todo, gracias por seguir el camino que nos hizo potencia en el mundo.

Ojalá los U18, U17, U16 también tengan la oportunidad de escuchar a Manu, a Scola y al propio Chapu que se desvive por transmitir (lo dijo muchas veces) sus vivencias a los más jóvenes. Y ojalá puedan comprender, entender, asimilar cuál fue la razón del éxito de una selección que parecía que sólo iba a participar y hacer experiencia en un mundial. Gracias chicos por el esfuerzo, por ponerse a la altura de todas las potencias y por mantener la bandera argentina bien alta. Gracias. Nos emocionaron y conmovieron. Puede quedarse tranquilo, de ahora en más que sean los mejores jugadores que puedan ser, nada más. 

OLE, LUNES 11 DE JULIO. POR JULIAN MOZO
No cambia nada

Argentina se quedó ahí del bronce ante Rusia, pero mostró las mismas virtudes que generan ilusión.

Estuvo muy cerca otra vez. Pero de nuevo se quedó con las ganas. Como en la semi, ante Serbia, Argentina cometió errores en el final y su rival se llevó el partido, de arremetida. Ayer, ante Rusia, llegó a ganar por 11 en el tercer cuarto y por tres a falta de 6m, pero los rusos, con mayor resto físico y calidad, cerraron mejor y ganaron por 77-72 para quedarse con el bronce.

Este es el mejor resultado desde el Mundial U19 de Portugal, en el 99 (también cuarto). El resultado final no cambia la conclusión.

Los chicos, por su juego y conducta, generan ilusión de tener un recambio cuando se vayan bajando las figuras de la Generación Dorada. Dieron sólo un paso, pero ya saben el camino…

Argentina dejó claro que fue un verdadero equipo, sin una figura estelar sino con varios que dejaron sus egos de lado por el bien colectivo, como supieron enseñar los mayores… Luciano Massarelli fue el goleador con sólo 11.2 puntos, pero todos aportaron en ese rubro. Marcos Delía, el pivote que hace años se esperaba (2m07), promedió 10.8 y le agregó 7.8 rebotes para ser el 8º en el rubro en el torneo. Franco Giorgetti (10.7 y 4.6) y Patricio Garino (9.4, con 42% triples, y 4.2 recobres) fueron dos aleros versátiles, Carlos Paredes exhibió una mano de seda (8.2, con 44% de tres) y JJ Giaveno mostró oficio para conducir (3.4 asistencias). El resto también tiene lo suyo. Todos son muy chicos, deberán seguir trabajando, con humildad, y aprovechar sus minutos en la Liga, el TNA o la Liga B. Pero eso no quita la esperanza.

CLARIN, LUNES 11 DE JULIO. RIGA ESPECIAL
Las señales claras de un futuro prometedor

Argentina terminó cuarta en Letonia. Los pibes llegaron a ganarle a Rusia por 11 puntos, pero perdieron 77-72.

Aplausos y más aplausos para el seleccionado argentino Sub 19 que en Letonia dejó en alto el prestigio que bien tiene ganado el básquetbol nacional. Más allá del cuarto puesto, luego de la caída por 77-72 ante Rusia, los pibes permitieron sacar una conclusión determinante entre tanta incertidumbre por lo que pasará cuando se acabe la Generación Dorada: la identidad que los campeones olímpicos le impregnaron a la Selección es un sello inquebrantable y el ejemplo se transmite a los más jóvenes.

Argentina ratificó una vez más que por menos envergadura física y talla que se tenga, sobre todo en las categorías formativas, hay cualidades que si se reúnen permiten suplantar esas carencias. Entonces aparecen la solidaridad, el juego colectivo, el altruísmo y el esfuerzo ante cada pelota. Este seleccionado tuvo esas virtudes y Enrique Tolcachier supo conducirlo por el buen camino.

En el partido por la medalla de bronce, Argentina tuvo que cargar con un problema extra, ya que Patricio Garino (18 años) apenas pudo jugar 11 minutos por molestias varias. Aún así, el equipo nacional se las arregló para sacar 11 puntos de ventaja (51-40) a puro triple, de la mano de Pablo Pérez (3-3) y Franco Giorgetti (4-6).

Pero una serie de pérdidas de pelotas y la arremetida rusa llevó al rival a igualar 53-53 en el último cuarto. Solamente por el amor propio no permitió Argentina que Rusia aprovechara el envión.

Tanto que a un minuto del cierre todo seguía parejo. Pero los rusos cerraron mejor y dejaron cuarta a Argentina. Fue la cuarta vez que la Selección quedó entre los cuatro mejores de un Mundial Sub 19.

Hubo rendimientos destacados en el equipo: Luciano Massarelli (promedió 11,2 puntos), Marcos Delía (10,8 tantos y 7,8 rebotes), Giorgetti (10,7 y 4,6), Garino (9,4 puntos), Carlos Paredes (8,2 tantos) y Juan Giaveno (3,4 asistencias).

Lituania se coronó campeón al vencer 85-67 a Serbia.

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