El Campeonato Sudamericano FIBA U18, disputado del 21 al 26 de marzo en Caracas, no sólo representó una gran alegría para el básquet argentino, sino que también dio paso a la ilusión a través de muchos debuts oficiales con la camiseta de nuestro país. El conjunto dirigido por Herman Mándole, quien también atravesaba su primera experiencia al mando de una categoría nacional, realizó un espectacular torneo en el que se trajo la Medalla de Plata y se aseguró una de las tres plazas para el FIBA Américas de junio, clasificatorio al próximo Mundial.
Entre tantos notables rendimientos, se destacó la presencia de Dylan Bordón, base de 1m90 y 17 años que brilla en la Liga de Desarrollo para San Martín de Corrientes, institución donde ya tuvo minutos incluso en Liga Nacional. Con una explosividad y descaro que contradice su personalidad vergonzosa, se erigió como una de las figuras del torneo, siendo elegido dentro del Quinteto Ideal junto a su compatriota Lee Aaliya, el ecuatoriano Joseph Caicedo, y los brasileños Gabriel Landeira y Reinan Dos Santos (MVP). “La preparación está siendo buena, venimos de pasar muchos días juntos y estamos cada vez más fluidos. El primer objetivo es clasificar al FIBA Américas y después salir campeón”, declaraba Dylan a Prensa CAB horas antes del comienzo. Y su mensaje se tradujo a la cancha, porque el plantel fue de menor a mayor para ganar cuatro de sus cinco duelos, lograr la meta principal y dejar fantásticas sensaciones tras una muy reñida final ante Brasil.
Bordón inició el certamen con una jugada heroica ante Ecuador, convirtiendo la bandeja para conseguir un triunfo clave a segundos del final. “En el último cuarto sentí que tenía que hacerme cargo en la ofensiva, creando juego para el equipo y tomando decisiones cerca del canasto. El aprendizaje que me llevo es que nunca hay que dar por perdido un juego y que no hay partidos fáciles, más allá del rival. También nos jugaron un poco en contra los nervios, ya que la mayoría debutábamos en la Selección”, declaraba el talentoso armador que concretó un magnífico promedio de 15.2 puntos, 4.2 asistencias, 4.4 rebotes y 1.8 recuperaciones en 26.5 minutos por cotejo. A una semana del viaje y con las pulsaciones mucho más calmadas, hablamos con el goleador argentino para conocer más sobre su persona y profundizar sobre lo vivido en tierras venezolanas, vivencias que seguramente jamás olvidará.
-Me gustaría comenzar conociéndote un poco… ¿Cómo es Dylan Bordón, qué pasatiempos tiene y con quien vive en su día a día?
-Soy un chico súper tranquilo, que disfruta mucho de juntarse con amigos a comer algo o jugar a la Play, y usa muy poco las redes sociales. De hecho, hace poco empecé a subir algunas fotos sólo porque mis amigos me jodían… (Se ríe). Vivo con mi hermanita Lola, de 5 años, mi mamá Claudia, que es ama de casa, y mi padrastro Fabián Saad, hoy entrenador y ex jugador de básquet que solía jugar TNA para San Martín, y fue campeón de la LNB con Ben Hur.
-Tenés tan sólo 17 años, imagino que tu familia te debe aconsejar mucho sobre tu carrera deportiva pero también sobre tus estudios, ¿no?
-Empecé jugando a los 4 años en San Martín, el mismo club donde todavía continúo, y ellos siempre me apoyaron en el deporte. Toda la vida, desde mucho antes de estar en la Selección, me aconsejaron seguir para adelante, entrenar duro y mantener la humildad, pero también me piden que no deje los estudios, ya que le dan mucho valor a lo académico. Estoy cursando el último año de secundaria, y hasta ahora nunca me llevé una materia, me va bastante bien. Además de mi carrera en el básquet, tengo pensado seguir estudiando alguna carrera, aunque no tengo definido cuál será.
-¿Cómo recordás tu debut en Liga Nacional jugando para el club de tus amores? ¿Cómo es para vos poder entrenar cada día junto a jugadores de la elite argentina?
-En ese momento no me esperaba debutar, porque no había sido convocado para la Liga en todo el año, pero de un día para el otro me dijeron que tenía que vestirme, y esa misma noche se dio, fue un sueño. Fue de local ante Libertad (NdeR: 10 de enero de 2020, victoria de San Martín 89-74), recuerdo muy bien que en esos 43 segundos que estuve en cancha, jugué un pick & roll y asistí, pero el tiro de mi compañero no entró. Y poder entrenar con jugadores de su nivel, incluso algunos de Selección Nacional, es muy bueno porque te ayudan a mejorar constantemente y te muestran el ejemplo ideal de cómo trabajar, cómo ser un profesional y cómo seguir sus pasos. Cuando volví de Venezuela, estaban todos muy contentos, me felicitaron por el torneo y por integrar el Quinteto Ideal.
-En la previa del torneo, te tocó concentrar en Saladas. ¿Cómo fue esa experiencia con largas jornadas de trabajo? ¿Ya te dabas cuenta del gran equipo que podía conformarse?
-Sí, ya podías intuir el equipo que iría a la preselección, y se veía un plantel muy completo y con buena altura. Hacía muchísimo calor en Corrientes, con temperaturas de 40°, pero aún así entrenábamos entre 5 y 6 horas por día. Personalmente, había estado afuera de casa durante las burbujas de La Liga, donde pasé tiempo sin ver a mi familia y se hizo duro, pero a la vez me sirvió para disfrutar lo vivido ahora con la Selección. En esa concentración, también comenzamos trabajar de forma estricta la alimentación, algo con lo que suelo cuidarme en casa, entonces no me costó tanto adaptarme, pero hoy pienso profundizar esos buenos hábitos con la ayuda de un nutricionista.
-¿Quién era el más jodón del grupo y quién el más tímido? También quisiera saber tu impresión de un compañero muy especial en el CeNARD: Luca Vildoza.
-Claramente, el más tímido es Bautista Giralt, y yo también me inclino bastante para ese lado. Del otro lado tenemos al más chico del grupo, Iván Prato, que es bastante jodón, se la pasa hablando… (Se ríe). Y poder entrenar con Luca fue increíble, es un jugadorazo, y tanto sus consejos como su manera de atacarnos nos ayudaron muchísimo. Por ejemplo, recuerdo que los pivotes estaban cayendo a la pintura sin mirar demasiado la bola, él les advirtió que debían estar siempre atentos para recibir, y eso nos llevó a concretar muchas más jugadas.
-Y ya en tierras venezolanas, ¿cómo era la rutina diaria del equipo?
-Arrancábamos desayunando entre 8.30 y 9.00, luego teníamos libre hasta las 11.30, hora en la que nos reuníamos a ver el video del rival de turno. Almorzábamos, y salvo con Ecuador que jugamos temprano, teníamos la opción de dormir una siesta o recrearnos, ya que después partíamos hacia la cancha. Tras el partido, cenábamos y como máximo a las 23.00 ya estábamos acostados. Eso sí, yo no pude dormir bien ni una sola noche, seguramente por la ansiedad de lo que se venía al otro día.
-¿Con qué sensaciones terminaste la fase de grupos? Le ganaron a Ecuador con tu inolvidable penetración, luego una victoria abultada sobre Chile y otro triunfo agónico frente al local.
-Aunque fue victoria ante Ecuador, no nos fuimos satisfechos porque no habíamos hecho un buen partido, esperábamos otra cosa. Claro, mis amigos estaban como locos con el doble del final, no paraban de escribirme, ja… Terminé improvisando en el aire y definiendo, pero fue sólo eso, había que seguir adelante, descansar y prepararnos para levantar cabeza contra Chile, donde estuvimos mucho mejor. Y el partido con Venezuela fue muy lindo de jugar, se dio palo a palo y el público lo hizo muy emocionante, el estadio estaba lleno y no se podía escuchar nada. Creo que, remontando ese juego, demostramos el carácter del equipo.
-Llegaría una semifinal perfecta contra Uruguay y la obtención de la Plata, tras caer con Brasil en la final. ¿Cómo valorás este segundo puesto y la clasificación al FIBA Américas?
-A pesar del último resultado, fue muy importante lo que conseguimos. Cumplimos el objetivo de clasificar al FIBA Américas, y respecto de la final creemos que podemos mejorar. Llegamos al último día con el plantel incompleto y jugadores cambiados de posición, pero más allá de eso pensamos que, con algunos ajustes, en el siguiente torneo podemos ganarles. Falta poco para la próxima competencia, así que ya estamos enfocados en eso.
-¿Qué opinás sobre el DT Herman Mándole? ¿Les comunicó algunas conclusiones tras el Sudamericano?
-Es un gran entrenador, siempre brindando tranquilidad en su discurso. En cada momento, incluso cuando perdíamos por 12 con Ecuador, nos decía que faltaba mucho, que estábamos en partido y por dónde podríamos remontarlo. Luego de la final, nos manifestó que hacía un balance muy positivo del Sudamericano, que estaba contento con el plantel y que, corrigiendo sólo algunas cuestiones, seríamos un equipo todavía más duro tanto ofensiva como defensivamente en el torneo que viene.
-¿Qué sentiste al vestir esta camiseta? ¿Qué objetivos tenés para tu carrera? ¿Y qué les dirías a los chicos que los vieron en el Sudamericano y sueñan con estar a ese nivel?
-Fue mi primer torneo oficial con la Selección, y la verdad es que vestir esta camiseta es un orgullo tremendo. Desde que empecé a jugar en formativas y a participar de los torneos argentinos con mi provincia, deseaba con todo mi corazón poder jugar en la Argentina, y ahora pude cumplirlo. Sé que todavía soy joven, pero me encantaría jugar en Europa, ese es mi objetivo. Si se puede, obvio que amaría llegar a la NBA, pero apunto a la Euroliga. Y a todos esos chicos, simplemente les diría que sigan entrenando y se enfoquen, porque todo llega.