El Sudamericano trajo como mayor novedad que la conducción técnica le fue asignada a Guillermo Narvarte, quien armó un plantel mezclando algunos jugadores con experiencia y otros muy jóvenes. Para Román González, Quinteros y Juan Gutiérrez significó una puesta a punto pensando en los Juegos Olímpicos.
El torneo, con seis participantes, propuso una etapa clasificatoria de todos contra todos y luego los dos primeros disputarían el título.
El debut fue muy exigente, ya que Argentina debió esforzarse mucho para ganarle, con lo justo, a Venezuela, luego de un primer tiempo en el que fue dominado. La mejoría en la segunda mitad le permitió quedarse con el primer triunfo. En la jornada siguiente no sufrió contratiempos para demoler a Colombia. En la tercera presentación los argentinos se dieron una gran alegría al ganarle de manera arrasadora a Brasil. Los 34 puntos de diferencia significaron todo un récord en los enfrentamientos entre ambos países.
Sin embargo, no hubo tiempo para festejar demasiado, ya que en la fecha siguiente Uruguay se presentaba como otro rival de cuidado. Esto quedó demostrado en que los uruguayos aprovecharon los muchos errores argentinos para quedarse con una clara victoria. El cierre de la ronda inicial le permitió una cómoda victoria ante Chile.
En el triple empate al cabo de la fase clasificatoria entre Argentina, Brasil y Uruguay, los brasileños pagaron la amplia caída ante los argentinos, por lo que estos y Uruguay pasaron a la final. Allí, Argentina marcó diferencias, aunque los uruguayos reaccionaron a poco del cierre, llegando a igualar el partido. Pero la victoria que quedó para Argentina, que recuperaba el título regional y lograba el pasaje al Torneo de las Américas 2009.
A nivel individual, Román González terminó como máximo anotador del torneo, uno de los motivos por los que elegido Jugador Más Valioso.