El Torneo de las Américas, clasificatorio para los Juegos Olímpicos, era el único compromiso en el año para la selección argentina, que comenzaba un nuevo proceso bajo la conducción, a tiempo completo, de Alberto Finguer. En un compromiso que llegaba en plena disputa de la Liga Nacional, el entrenador pretendía profundizar el recambio que ya se había iniciado el año anterior. Por eso, mantuvo la mitad del plantel del Sudamericano anterior, a los que sumó a Jorge González y Richotti y provocó el debut de Filloy. Pero algunas de las otras incorporaciones pretendidas se le frustraron, por las lesiones de Campana y Maggi, mientras que Montenegro, con compromisos en el exterior, no pudo sumarse, por lo que decidió convocar a Raffaelli.
Antes del Preolímpico, el equipo no pudo disputar partidos internacionales de preparación, para un torneo del que participaban siete equipos, los que jugaron todos contra todos por suma de puntos.
El debut fue con una amplia derrota ante Brasil, a la que siguió otra caída, esta vez ante Puerto Rico, luego de una gran tarea en la primera mitad. La primera victoria llegó en la tercera jornada frente a Venezuela, por un amplio margen, mientras que los argentinos volvieron a ganar, aunque ahora de forma agónica, ante México. La racha positiva se estiró a un tercer triunfo, ahora ante el local, Uruguay, aunque una victoria de este frente a Canadá, obligó en su último partido a los argentinos a una victoria ante los canadienses para meterse en semifinales.
Con la ausencia del lesionado Cortijo en el trascendental partido, Argentina cayó contundentemente frente a Canadá, lo que provoco un triple empate junto a los uruguayos, que perjudicó a los argentinos en la diferencia de puntos. Así los argentinos terminaron quintos, sin poder alcanzar ninguna de las tres plazas olímpicas que otorgaba el torneo continental.