La prometedora actuación en el Mundial de 1986 y el reciente título sudamericano le abrían interesantes expectativas al seleccionado argentino para los Juegos Panamericanos. El técnico Meléndez logró reunir a los mejores valores, ya que a la base que había ganado el Sudamericano, se habían sumado los pivotes Maggi y Montenegro y la única ausencia era la del lesionado Campana.
En medio de la disputa de la Liga Nacional se pudieron realizar tres amistosos con Uruguay, pero sobre la misma partida del equipo hacia Estados Unidos surgió un gran conflicto. Los jugadores reclamaron a los dirigentes el pago del premio por el título regional, lo que generó un enfrentamiento que terminó con la separación de los jugadores Camisassa, Cortijo, Luis González, Maggi, Montenegro y Aispurúa. En sus lugares fueron designados Richotti, Rodríguez, Milovich, Cerutti, Villar y Uranga, aunque este renunció, en solidaridad con sus compañeros. Así Argentina encaró el torneo con once hombres en su plantel y con ilusiones recortadas.
El campeonato, con diez equipos se parados en dos grupos de cinco, marcaba el enfrentamiento de todos contra todos en cada grupo y los cuatro primeros de cada zona cruzarían con los del otros grupo, en juegos eliminatorios, desde cuartos de final.
Los argentinos cayeron en los cuatro partidos en la etapa clasificatoria, algunos previsibles, como frente a Estados Unidos, pero otros de los que se esperaba salir ganadores, como Venezuela, Panamá y México.
En el cruce entre los últimos de cada zona, Argentina venció a Islas Vírgenes y se quedó con el noveno puesto final.