¿CÓMO CONTACTARNOS?

1 Utiliza los formularios web.
2 Por MP en nuestras redes.
3 Llamanos por teléfono

Si observaste o tomaste conocimiento de una irregularidad, podes realizar tu denuncia. Nuestro compromiso de gestión incluye mediar y analizar situaciones irregulares en el ejercicio y práctica de nuestro deporte.

HORARIOS

Lun-Vie 9:00AM - 6:00PM

Comunicate por teléfono en este rango horario.

Regresa al país la “Generación Dorada”

Domingo, 24 de Agosto de 2008 / Publicado en Entrevistas
Post Image

La Selección Argentina de Básquetbol, Medalla de Bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 regresa al país este martes 8.40 en el vuelo de Iberia 6843.
La Confederación Argentina de Básquetbol informa que a su arribo el plantel nacional atenderá a los medios de comunicación en el Aeropuerto de Ezeiza (Sala 7 del ICAI, arribo Terminal B).

Así lo vieron los medios:

¡Gracias!

Argentina emocionó al ganarle a Lituania, a pesar de la baja de Manu y la lesión de Nocioni. El bronce fue como oro. El mayor capital, igual, es el legado que dejan.

Se merecen las gracias eternas.

Por talento, amor propio, trabajo, humildad, hambre de triunfo y gloria, perseverancia, inteligencia, conocimiento del juego y solidaridad. Por no bajar los brazos ni rendirse ante nada ni nadie. Por no buscar excusas cuando se te lesiona la estrella. Por dejar el alma en cada pelota aun lastimados. Por ese llanto de principiante del más grande de todos. Por plantearse desafíos, y afrontarlos, desestimando la presión de esos clubes que les pagan millones. Por cobrar como reyes y rasparse como plebeyos. Porque tal vez haya sido la última vez de todos ellos juntos con la celeste y blanca. Por haberse transformado, junto a la Selección de fútbol de México 86, en el mejor equipo de nuestra historia.

Por disfrutar, emocionar y emocionarse como chicos que no ganaron nada.

Por Ginóbili, el primero en dejar la cancha vestido de civil luego de la paliza a Lituania (87-75). En 24 horas, a Manu le cambió la cara y los culpables son sus compañeros-amigos que le hicieron poner la piel de gallina. Y que se corre de escena con un hablen con ellos que ganaron el partido. Por Scola, que después de besar a sus hijos, se abraza con Carmelo Anthony y saltan juntos. El pasillo que lleva a los medallistas al podio es un pogo que empezaron los argentinos e imitaron los estadounidenses. Se mueve para acá, se mueve para allá, gritan los hombres que generan que un bronce parezca dorado. Los nuevos campeones también felicitan a sus antecesores. Se conocen, se respetan, un respeto para los nuestros que parecía utopía hace seis años.

Por Nocioni, quien filma todo y si su filmadora tuviera la misma energía que él, podría grabar los Juegos completos. El Chapu toca en un hombro a Boozer y cogotea para aparecer en la foto de Estados Unidos. Se ríe el guerrero, se ríe y grita a los cuatro vientos: Ahí tienen al cebador de mate, que entró y clavó algunos triples. Homenaje para su amigo Leo Gutiérrez.

Por Oberto, diente de oro y luchador de platino, que pasa por atrás de Sergio Hernández, le pega en la cabeza y le dice que van por otro Juego. Son palabras y promesas propias de un momento único, y que tal vez no sean realidad. Por Delfino, el silencioso y aparentemente hombre de hielo que se prende fuego con su mano de seda, que rompe los moldes pegándole a los carteles de una zona mixta donde empieza un carnaval que seguirá en el vestuario, en el micro, en el avión y, desde mañana a la mañana (llegan vía Madrid), en el país…

Por Prigioni, el base que siempre enalteció a Pepe Sánchez (gracias a él también) y nunca se ató a las comparaciones para conducir con certeza y defender con fiereza. Pablo le da su cámara digital al PF Manuel Alvarez y se retrata con todo el plantel, todas las medallas, la felicidad.

Por Quinteros y Leo Gutiérrez, que esperan sus turnos y quiebran a Lituania con sus bombas.

Por Román González y Juan Gutiérrez, los grandotes de minutos contados y apoyo constante que levantan al turco Vartanian, el utilero, como una mascota. Por Porta, el que llegó en una pata y les hizo la pata a todos al ser el primero en levantarse y bancar en cada tiempo muerto.

Por Kammerichs, el de menos minutos y cero cara de marginado.

Por ser un equipo en un país donde lo colectivo es barrido por el egoísmo.

Por esas 18.000 personas que se emocionan y ovacionan a estos chicos al final del partido y cuando se suben al podio. Un podio que enaltece ese grito que ya es himno: Vamos, vamos. Argentiiiiina.

Por tener admiradores como Kobe Bryant, quien deja por un momento su propia alegría y felicita personalmente a Manu y Cía. Por un cuerpo técnico de lujo, por Sergio Hernández, quien deja una frase de antología: Los que estuvimos acá vivimos la mayor expresión de energía y coraje de un equipo posiblemente en la historia de los Juegos. Es así.

Por demostrar que un bronce puede ser un oro.

Simplemente gracias.

Diario Olé


“Este triunfo de lo dedicamos a Manu”

Hace diez años nos conformábamos con salir sextos y ni siquiera lo lográbamos. Yo me crié mirando básquetbol y me acuerdo de que en mi infancia jamás pensé en tener dos medallas olímpicas ni jugar cuatro semifinales seguidas Un golpe que recibió desde atrás le hizo olvidar a Luis Scola la reflexión que estaba hilvanando a poco de culminado el partido con Lituania. ¿Quién otro podía ser? Seguro, Andrés Nocioni, que al pasar por detrás se le tiró encima. ¡Me vas a romper la espalda!, exclamó el pivote de Houston. El Chapu seguía imparable. Hablaba a los gritos, con una sonrisa que fue el himno a la felicidad y la satisfacción.

Este triunfo se lo dedicamos a Manu. Cuando lo vimos llorando en el vestuario, la verdad es que nos conmovió a todos. Fue una gran motivación. El se merece esta medalla. Dimos todo por Manu, dijo el alero santafecino.

También aprovechó para elogiar a los suplentes: Leo la rompió, puso unos triples decisivos, y Paolo estuvo sensacional también, defendiendo, metiendo. Fue difícil y estábamos en inferioridad, por eso jugamos a muerte. Igual que en la final de Atenas. Esta medalla tiene tanto valor como aquélla. Ahora la de bronce es lo más importante, agregó en medio de decenas de micrófonos que lo persiguieron por su monumental partido, con 36 minutos de alta calidad, 14 puntos y nada menos que 8 rebotes y 4 robos. ¡Impecable!

Yo soy medio inconsciente. Erré el primer triple y cuando recibí solo otra vez no lo pensé y la tiré de nuevo. Por suerte entró. Uno está siempre preparado para aprovechar los minutos que le toquen, destacó Leo Gutiérrez, que acertó 3 de 4 lanzamientos de tres puntos y fue uno de los más contentos.

El otro jugador que resultó clave y que llegó desde el banco de suplentes fue Paolo Quinteros. Tan feliz como el resto. Conseguir la medalla de bronce es lo más grande que me ocurrió en mi vida. Es increíble. Nunca me voy olvidar de este momento. La verdad es que entré con mucha confianza. Sabía que la ausencia de Manu me iba a permitir tener más minutos. Me fui mentalizando con eso y se dio. Salí a dar el ciento por ciento, a correrlos a todos. Creo que me fue bien. El entrerriano concluyó su mejor tarea del torneo con 11 tantos y 2 de 4 en triples.

Carlos Delfino, que recibió un emotivo y prolongado abrazo de Manu Ginóbili cuando terminó el partido y terminó siendo el jugador más regular de la Argentina, tercero en puntos, rebotes y asistencias, también rebasaba de alegría. Ganamos poniendo mucho h A otros equipos quizá no los motive el tercer puesto, pero para nosotros era todo. Además era con Lituania, que nos ganó el primer partido y nos mandó a cruzarnos con Estados Unidos. Queríamos la revancha. Todos estamos muy orgullosos del equipo y de lo que conseguimos. Sólo nos ganó bien Estados Unidos. Argentina sigue siendo una potencia mundial.

Y Manu, que prefirió no hablar demasiado, que pasó primero entre los periodistas y trató de ser breve para dejarles lugar a sus compañeros, dejó la expresión que quizá sintetice mejor la idea de lo que transmitió el equipo dentro de la cancha: En un momento sentí que se me ponía la piel de gallina. La entrega, la forma en que jugó la Argentina hoy (por ayer) fue impresionante. Lo de Chapu fue increíble, me emocionó. Y lo de Leo y lo de Paolo… No puedo decir otra cosa que estoy orgulloso y muy feliz de tener los compañeros que tengo.

Y desapareció, para no tomar ningún protagonismo. Esta vez las estrellas fueron los otros, incluidos los que saltaron desde el banco. Justo cuando más se los necesitaba, dieron lo mejor. Una costumbre en la Generación Dorada.

Diario La Nación


Orgullo Nacional

El básquet festejó con locura lo que logró en otra muestra de fuego sagrado: la medalla de bronce, tras el 87 a 75 sobre Lituania.

En el pasillo que lleva a la cancha donde ya está armadito el podio, una masa vestida de azul oscuro y jeans salta y salta. Meta saltar la banda argentina. Están de fiesta en Wukesong. Ganaron el bronce hace dos horas y media y todavía tienen energía. Increíble. Detrás vienen los yanquis. Musculosos, atléticos y saltarines también. Porque se prenden en el festejo argentino. Entonces ya no se los ve fajarse a Luis Scola y a Carmelo Anthony. Ahora están codo a codo, saltando descontrolados.

Argentina es pura sonrisa en el maravilloso estadio. Juan Gutiérrez se enfunda en la bandera argentina con su 9 de Julio escrito en ella. Antonio Porta escribe Firmat en una toalla y se la cuelga en el podio. Román González le pide al preparador físico Manuel Alvarez que agote la tarjeta de memoria de su camarita…

La alegría había comenzado a un minuto de la victoria ante Lituania por 87-75. Ya son bronce olímpicos cuando Andrés Nocioni y Leo Gutiérrez se dan un abrazo de amigos. Y Emanuel Ginóbili hace lo mismo con Paolo Quinteros y Carlos Delfino.

¡Vamos, disfruten ustedes también!, contagia Chapu cuando lo encaran los grabadores. Está desbordado. Lo ve a Leo a su lado y comienza el show: Ahí lo tienen al cebador de mate. ¡¡Vamos carajo!!. Viene a cuenta de las cargadas que debe afrontar el cordobés, sobre todo en Mar del Plata, porque los hinchas consideran que en esta Selección no hacía más que el mate…

Miren al cebador de mate, eh. Sí, ceba mates y además mete triples cuando hay que meterlos, termina un Chapu auténtico. Está tan cebado el santafesino que cuando pasa por detrás de Scola, salta y lo golpea con el hombro. Al ex Ferro, Clarín le había preguntado segundos atrás si pensaba que seguiría la mística de este equipo. Ahora no se sabe porque me acaban de romper la espalda, contesta.

Fabricio Oberto está desatado. Lleva tres Juegos Olímpicos y dos medallas, pero el hombre de Las Varillas es un pibe con la pelota en sus manos. Tiene 33 años y Londres 2012 le parece eterno. Pero se va al vestuario corriendo como loco, al grito de: ¡Vamos que jugamos otro!. Sergio Hernández lo mira y se despacha: Fabri va a tener 50 y va a seguir jugando. Es un crack.

La señal inequívoca de que se jugaban un partido a todo o nada la habían dado en el trayecto de la Villa Olímpica al estadio. Como todos los días de partido, en el micro pusieron el CD con los 12 temas elegidos por los jugadores. Y esta vez no hubo niños cantores de esa música ochentosa o de los 90. Hubo silencio.

El desmadre llegaría dos horas después, con La argentinidad el palo en el estadio. Chapu se quiere colar en la foto de Estados Unidos campeón, pero vuelve al podio del bronce. En ese lugar, unos tipos saltan chochos de la vida como si nunca hubieran ganado nada. Los Juegos Olímpicos se despiden con una gran alegría. Una más de la Generación Dorada del básquetbol argentino.

Diario Clarín

Prensa CABB

Foto: EFE

Etiquetas:
SPONSORS

INGRESE CON SU CUENTA PARA TENER ACCESO A MATERIAL DIFERENCIADO

CREAR CUENTA

OLVIDÓ SU CUENTA?

REALIZÁ UNA DENUNCIA

Accedé a nuestra Política de Transparencia, los valores estratégicos de gestión y el alcance de aplicación de nuestra organización.

La Confederación Argentina de Básquetbol tiene entre sus objetos la organización de la actividad. Si observaste o tomaste conocimiento de una irregularidad, podes realizar tu denuncia. Nuestro compromiso de gestión incluye mediar y analizar situaciones irregulares en el ejercicio y práctica de nuestro deporte.

SUBIR