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Si algo queda claro al vivir unos días en China, es que Argentina tiene un embajador deportivo por excelencia. Su rostro encabezó los afiches del torneo Diamond Ball, preparatorio para los Juegos Olímpicos. Los fanáticos le pidieron tantos autógrafos como a Emanuel Ginóbili. Se sacaron fotos con él. Es Luis Scola, a quien mimaron, siguieron y atosigaron.
Hasta una joven se desplomó literalmente cuando el porteño la saludó. De habitual perfil bajo, Luifa tuvo una exposición altísima en Nanjing y seguramente la volverá a palpar en Beijing, donde una gigantografía de 10 metros con su figura engalana un edificio.
Me pone contento lo que estoy viviendo. Es un poquito loco porque uno no espera que de tan lejos la gente conozca algo de Argentina. Que me quieran así es raro. Está bueno, le cuenta Scola a Clarín en el anillo interno del estadio de Nanjing, mientras manos anónimas rozan el grabador en busca de una firma.
Luifa no quiere atribuirse ninguna responsabilidad, por más que la tenga. El ex Ferro deriva su popularidad en el gigante chino: Yao Ming. Lo que pasa es que Yao es muy grande. Arrastra a muchísima gente. Por eso me conocen bastante. Seguro que tengo más reconocimiento que cuando antes jugaba en el Tau, agrega al buscar las causas de su fama.
No hace mal Scola en mirar al gigante de 2,26 metros, uno de los candidatos a encender la llama olímpica, el viernes 8 de agosto. Yao es ídolo nacional en su país y se calcula que cada partido de Houston Rockets lo miran 150 millones de chinos. ¡Cómo para que no conozcan a Luis!
Y al argentino no solamente lo favoreció Yao en su adaptación a la NBA, porque el gigante se llevaba las marcas y le dejaba huecos, sino que le permitió cerrar negocios chinos.
Scola firmó un contrato por tres años con la firma de zapatillas Anta. El contacto se hizo para el Preolímpico de Las Vegas, en 2007, luego del cual empezó a jugar en Houston, le recordó a Clarín Carlos Raffaelli, ex jugador y uno de los representantes del ala pivote.
La lucha con Li Ning, la otra empresa china de indumentaria deportiva, fue dura. Pero al final Scola se quedó con Anta, aunque su rostro se vea también en carteles de Li Ning. Es que esta última es el sponsor de indumentaria de la Selección Nacional.
Abriste el mercado chino para los basquetbolistas argentinos. ¿Sos un precursor?
No lo tomé como novedad. Son zapatillas y de hecho todas las marcas buenas se fabrican acá. Es novedoso hasta por ahí. Nosotros usamos zapatillas argentinas y en el mundo no se conocen, aunque sean de buena calidad.
Raffaelli no le escapa a la trascendencia del ingreso de Scola al mercado chino. Sabemos que la NBA tiene una gran repercusión en China—explica—. Por más que un porcentaje menor de la población china vea los partidos de Houston, como igual son tantas personas, el número realmente asusta.
Los fanáticos le gritan cosas indescifrables en el estadio. Lo siguen, quieren su autógrafo. Quieren hacerlo sentir como en casa. Y Luifa tenía muchas ganas de venir a China.
Nunca había estado en China. El país es un misterio y me intriga, le dijo a este diario.
¿Cómo imaginás que organizarán estos Juegos Olímpicos?
Pienso que van a ser especiales porque en China quieren hacer algo bueno y tienen muchísima capacidad para lograrlo. Que un os Juegos Olímpicos se hagan en un país con cientos de millones de personas ya es algo bien diferente a todo.
¿Puede haber problemas?
El que tienen todos: la comida. Pero no estoy preocupado, porque en la Villa Olímpica va a haber de todo y la comida china no es tan mala, eh. Tengo muchas expectativas. Creo que va a ser una experiencia bonita.
En relación al juego dijo: Necesitamos jugar 40 minutos serios y bien, porque con estos altibajos no podremos ganar en los Juegos Olímpicos. Nos estamos preparando de la mejor manera. Evidentemente, nos falta mucho trabajo, pero también es cierto que faltan bastantes días para comenzar a jugar, comentó el argentino.
Las caídas ante Lituania y España, en Orense, no pasaron desapercibidas en la mirada del porteño de 28 años. Algunas fueron derrotas lógicas, pero otras no -evaluó-. Pero son partidos de preparación y hay que ser consciente de que hay que trabajar mucho y bien.
¿En algo específico?
Faltan bastantes cosas.
Queda claro que no están conformes con su juego. ¿Es normal a esta altura de la preparación?
Se pueden buscar mil razones, pero faltan los días que faltan y estamos en el punto en el que estamos. A partir de ahora, hay que buscar la forma de conseguir el nivel deseado. Los motivos por los cuales estamos así son irrelevantes.
Fuente: Clarín (Nanjing)
Foto: Marcelo Figueras
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