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Laprovittola: “Deberemos jugar mejor que en China para sentirnos candidatos”

Viernes, 09 de Julio de 2021 / Publicado en Selección Mayor Masculina, Entrevistas, Selección Mayor, Tokio 2021
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Nico opina sobre la expectativa que se genera tras el subcampeonato mundial. “Estamos en otro escalón de repercusión y habrá que estar a la altura”, dice. También reflexiona sobre la resiliencia en su carrera.

Febrero de 2018. Nicolás Laprovittola lo tiene decidido. O casi. Quiere renunciar a la Selección, al menos alejarse por un tiempo. Las cosas no le están saliendo como quiere y siente que es el momento de descomprimir, de barajar y dar de nuevo. Su mal partido en Olavarría y la inesperada derrota ante Uruguay por la clasificación al Mundial precipitan su juicio, pese a que hasta hacía poco menos de un año jugaba en los Spurs de la NBA. Pero la mala experiencia en Rusia lo hunde en una crisis emocional y basquetbolística. Sin embargo, pasado el mal momento, levanta cabeza y recibe la noticia esperada: la cesión del Zenit al Joventut, donde 15 meses después se convertiría en el MVP de la Liga ACB. Los nubarrones negros dieron paso a un cielo celeste… Y blanco. Porque, pocos meses después, a mediados del 2019, sería también pieza clave del impacto mundial que nuestra Selección generaría en el Mundial de China con el subcampeonato. “Hoy pienso que era un boludo, cuando pensaba en renunciar. Estaba viendo a corto plazo, que no significaba nada… Hoy siento que pasar por eso me ayudó, me hizo llegar adonde estoy hoy, el sobreponerme, no rendirme…”, reflexiona en charla con Prensa CAB.

Seguramente aquel aprendizaje le sirvió esta última temporada en el Real Madrid. Sin llegar al punto de aquello sufrido años atrás, el base de Morón vivió una montaña rusa de emociones en la 20/21. “Sí, fue rara, diferente, porque yo tenía pensando que Facu (Campazzo) podía irse antes a la NBA y eso me condicionó, sobre todo porque se demoró su salida. Cuando sucedió, se abrió el hueco y al principio no estuve mal. Busqué jugar en equipo y ganarme la confianza de todo, pero después vino el contagio del Covid-19 y me costó volver. Por suerte recuperé la forma al final, terminé jugando a mi estilo, siendo Nico Laprovittola y me fui contento más allá de la lesión del final. Siento que, dentro del club y en el equipo, me lo valoraron y yo siento que me sobrepuse a un montón de cosas y eso es algo bueno”, analiza.

Le faltó decir otra vez. “No es lo ideal pasar por todo eso, pero esto es parte de la carrera del deportista y poder tener esa resiliencia, el no bajar los brazos y estar preparado para cuando llega la oportunidad, es algo importante que pude ratificar. Lo mismo que demostrar que podía jugar en un equipo al primer nivel que vive para salir campeón y está formado por estrellas. Sentir eso es importante y yo, luego de dos años, puedo decir que me sentí un jugador a la altura del Real”, asegura Nico.

Otra vez, como desde el 2017, hubo una persona que estuvo siempre a su lado y resultó clave en estos procesos. “Delfi, mi esposa, es una mujer increíble. En aquella primera vez, en los momentos de más angustia, conecté mucho con ella y a partir de ahí, en cada mala, nos hemos bancado. Pasó esta temporada e incluso con el nacimiento de mi hija. Me dio tranquilidad durante todo el embarazo y sobre todo en los momentos finales hasta la llegada de Bruna”, explica este padre primerizo.

-¿En qué sentido te sentís mejor jugador que en la temporada pasada? Tal vez no tanto en lo basquetbolístico, pero quizá sí en los intangibles.
-Claro. No creo que haga mejores bandejas o la pique mejor con la izquierda. Me parece que lo mío, en estos dos años, fue adaptarte a pertenecer a un equipo top, el entender que no siempre puedo ser protagonista todo el tiempo, que a veces me toca jugar más o menos, que a veces el juego pasa por otro lado.

-¿Y qué te costó más de todo eso?
-Más que nada el no tener tanta participación te quita regularidad en el juego. Pero está claro que el equipo armado de otra manera, lo fui trabajando y pude terminar siendo un jugador importante

-Entonces, pensando en el Mundial 2019, ¿con qué Lapro pensás que se encontrará la gente? ¿En qué has crecido?
-No sé. Por lo pronto, al Mundial pasado llegué luego de una muy buena temporada, muy afilado física y mentalmente. Hoy tal vez sea de otra manera, arrastrando una lesión en los isquiotibiales y notando que esta preparación me va a costar un poco más, sobre todo en la parte mental. Pero, a la vez, tengo claro que, por mi experiencia y tiempo en la Selección, hoy tengo otro rol, de mayor ascendencia en el equipo, y también tengo que ser importante desde ese lugar, porque va entrando gente joven que necesita esa guía. Con Facu y Marcos (Delía) vamos, de a poco, los que vamos a tener años, el liderazgo, no todo es el juego.

-Dos años es bastante, no tanto en la vida de una persona, pero sí en la de un deportista. ¿En qué momento estás a los 31 años?
-En un momento ideal, diría… A mis 31 años no pensaba estar acá. Nunca proyecté carrera larga y hoy estoy jugando en la elite, en el nivel que quería jugar y lo estoy disfrutando todo, jugar, competir, los viajes, venir a la Selección. Realmente siento que he conseguido mucho, pero no me conformo y voy por más.

-¿Y cómo te pegó la paternidad?
-Me pegó bien. Estuve muy ansioso en los días previos al nacimiento. Pero, por suerte, en el embarazo estuvimos muy tranquilos, porque hubo pocas complicaciones y eso ayudó. Por suerte tengo una mujer espectacular, imagínate que ¡ella me tranquilizaba a mí! Y luego fue muy especial volver al país, estar con mi familia, que ellos conocieran a Bruna. Realmente la paternidad te cambia mucho y me costó despegarme ahora. Pero bueno, es la Selección, con lo todo lo que implica…

-Es tan fuerte lo que pasa entre ustedes y la ambición de seguir haciendo historia que tal vez por eso no te haya sido tan duro.
-Y sí, es un ambiente que conozco, muy familiar, con amigos que pasamos muchas cosas juntos, ganamos, perdimos, nos puteamos, nos reímos… Y es clave estar acompañado en procesos así.

-¿Y cómo estás hoy, tras los primeros nueve días de entrenamiento?
-Luego del comienzo, siempre duro, yo ya estoy mejor y el equipo está mejor. Trabajar con Oveja y este cuerpo técnico, con el que tenemos toda la confianza y nos conocemos tanto, ayuda mucho. Y además estar acá, la calidad de entrenamiento, el lugar, todo lo que tenemos alrededor nuestro, los amistosos que tendremos… Todo es clave.

-¿Qué ilusión te hace Tokio?
-Primero, la ilusión que todo Juego Olímpico le da a un atleta y segundo, en nuestro caso, es mayor aún por el envión que traemos desde China, por las ganas que sumamos en esta preparación y por ser un Juego Olímpico que puede marcar historia, luego de una pandemia… Mucha gente estará expectante de nosotros. En China subimos la vara, estamos en otro escalón de repercusión y habrá que estar a la altura. Por eso vamos con mucha energía y expectativa.

-Vos lo decías: por un lado, está la expectativa, que motiva, pero por otro lado, también puede generar presión, sobre todo en la gente que no esté al tanto del contexto mundial del básquet, que no necesariamente por ser subcampeón del mundo es candidato a medalla en Tokio.
-Sí, exacto. Algunos dirán ‘son subcampeones mundiales, a ver qué harán ahora…’. Va a tener que manejarlo. En el Mundial hubo mucha expectativa y ojalá se vuelva a generar algo así, con otra mirada. Nosotros trataremos de estar a la altura, por eso queremos ser mejores que en China.

-¿Pero sentís que Argentina es candidato por ser subcampeón mundial, por el juego desplegado en China y por tener jugadores incluso mejor que antes, o por lo bravo que es un Juego Olímpico no es tan así? ¿Cómo lo sienten ustedes?
-Y mirá, un Juego Olímpico es un torneo totalmente distinto, más corto, con otro sistema de juego, con muchos menos equipos… Todo eso reduce el margen de error, no podés equivocarte. Tendremos que jugar mejor que en China para poder sentirnos candidatos. No será fácil, pero no podemos apuntar a menos que eso.

-¿Comprás la idea de Oveja de jugar incluso más rápido, de hacer ese desgaste, de todavía arriesgar más?
-Sí, más que nada por la confianza que le tenemos. Si él confía que lo podemos hacer, nosotros pensamos que somos capaces de hacerlo. Me parece que ir a entrenar a Europa (NdeR: la experiencia en Zaragoza) le cambió más la cabeza y potenció la idea en su estilo, el que estamos aplicando hoy. Está claro que, no por jugar más rápido, vamos a ganar más o a jugar mejor. Pero vamos a intentarlo.

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