El argentino Julián Chiera está jugando sus primeros partidos en la NCAA, tras dos temporadas en Junior College. Llegó a Southeastern Louisiana y en poco tiempo, con su juego y su temperamento, se hizo notar. No te pierdas el diálogo de cabb.com.ar con el jugador cordobés.
Pese a que está recién llegado a su equipo, el argentino Julián Chiera se hace notar tanto por su juego como por su temperamento. En apenas 5 partidos promedia 22 minutos por juego, y a pesar de ser “nuevo” demuestra liderazgo: “Soy muy detallista, no me gusta que se hagan las cosas mal”, dice cuando es consultado por su manera de manejarse en la cancha. “No importa que sea nuevo en un equipo de un nivel un poco más alto. Tengo experiencia y a mí no me gusta perder”, manifiesta. Dice haberse adaptado bien y que la meta del equipo es clara: “el objetivo es ganar la conferencia, no hay otra”. A continuación el ida y vuelta con el perimetral cordobés, de 22 años y 1.95 metro, que juega para los “Lions” en la NCAA.

-¿Con qué te encontraste al llegar a Southeastern Louisiana?

-Bueno con una universidad mucho más grande que a la que iba en junior college. Allá éramos 3000 alumnos, acá somos 16000. Mayor infraestructura y un estadio mucho más grande también.

-En cuanto a tus compañeros, ¿cómo es el equipo?

-Este año hicieron un equipo más alto, pero que corre. Comparándolo con el junior college, una diferencia es que acá no baja la intensidad del juego en ningún momento.

-Hay otra preparación física, ¿no?, para lograr esa intensidad.

-Sí, totalmente diferente. Corrimos como unas bestias. A las cinco y media de la mañana ya nos estamos levantando para ir a correr. Acá, en Louisiana, arrancamos a esa hora porque a las ocho ya tenés un sol que te mata.

-¿Te pudiste adaptar bien a este cambio de entrenamiento? ¿Te sentís más fuerte o todavía te falta?

-Me adapté bien, rápido. Más rápido de lo que pensaba. Me cuidé un poco más, me tomé más tiempo de descanso, la comida es mejor acá. Y además, al levantarme tan temprano tenía tiempo de elongar, o ir a que me hagan masajes para ayudarme a recuperar, etcétera. Me siento mejor de lo que pensé que me iba a sentir. Todavía me estoy adaptando igual.

-¿Sos el único extranjero?

-Sí, soy el único, me hubiera gustado que hubiera algún otro.

-¿Es más difícil siendo el único extranjero? ¿Se cierran mucho ellos o vos, con varios años en Estados Unidos, te adaptás fácil?

-No, el tiempo que lleve en Estados Unidos no haría la diferencia en mí. Me tocó un grupo bastante bueno. Hay algunos jugadores que son más cerrados. Con algunos compañeros me siento mejor que con otros.

-¿Cómo es el equipo, cuál es el estilo?

-Para la liga nuestra (juegan en la Conferencia Southland) somos un equipo con buena altura y a su vez nuestros grandes son ágiles y rápidos, así que nos dan movilidad. Los que juegan de 4 pueden jugar abiertos, porque pueden cortar y tirar.

-¿Juegan “small ball”, como le llaman en Estados Unidos?

-Si nos comparás con Missouri (equipo de la Conferencia SEC, una de las más grandes), con quienes jugamos el primer partido, somos chicos. Yo nunca jugué contra un equipo tan grande. Llegar a la NCAA, y en mi primer partido jugar contra ellos fue darme contra una pared de cabeza (risas). Son muy fuertes, muy grandotes y muy altos. Para cerrar la idea, para nuestra liga somos un equipo con buena altura, pero al mismo tiempo somos de correr.

-¿Te esperabas tener tantos minutos tan rápido?

-Sí, si me lo esperaba y los voy a seguir teniendo, si Dios quiere. En los amistosos previos de la temporada yo venía desde el banco. Tuve un partido en el que fui el goleador del equipo y ahí sentí que me gané un lugar. En los entrenamientos vi que el técnico me iba dando más espacio, así que sabía que iba a jugar.

-Pese a que es tu primer año en el equipo, me sorprendió que sos de darles instrucciones a tus compañeros, acomodarlos e incluso pegar algún grito si hace falta. ¿Sos temperamental para jugar?

-(Sonríe) Sí, demasiado (risas). En los entrenamientos también. Sabés que pasa: puede que sea mi primer año acá, pero tengo 22 años… No importa que sea nuevo en un equipo de un nivel un poco más alto. Tengo experiencia y a mí no me gusta perder, no me gusta que hagan las cosas mal. Soy muy detallista. Cuando veo a los pibes que están perdidos les doy un sacudón y les grito que presten atención.

-Supongo que es lo que buscan los entrenadores cuando traen a jugadores de JUCO en vez de High School, ¿no?

-Yo soy de hablar con el cuerpo técnico. Incluso a veces cuando vemos entre los jugadores que una jugada no funciona o algo que no encaja o el juego no fluye. Yo voy y le digo a algún asistente: mirá esto no funciona.

-Pero debe ser difícil plantearle eso a los entrenadores…

-Yo he tenido suerte con mis entrenadores. Incluso, en Junior College, a veces cuando estábamos en el entretiempo, cuando el técnico dibujaba una jugada en la pizarra, yo le decía: ¿puedo? Y me levantaba y escribía en el pizarrón lo que tenía en mente y el entrenador me decía: tenés razón, u otras veces de decía: no, Julián, no me parece.

-¿Qué es lo que te pide el entrenador, que te corrige?

-Me pide que siga la jugada y que sea más agresivo. El primer día que llegué me dijo que primero que nada necesitaba que juegue defensa y que tome decisiones. Sea tirar, ir hacia el aro o dar una asistencia, pero que tome decisiones. Me dijo que mis tres funciones son defensa, tiro y toma de decisiones.

-¿Cuál es la meta para ustedes esta temporada, a qué apuntan?

-Desde el primer día el objetivo es ganar la conferencia, no hay otra.

Foto (theadvocate.com): Julián Chiera enfrentando a Louisiana State.

Diego García
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