El ala pivote de 18 años y 2m10 es el más joven de la lista de Sergio Hernández y quizás, la mayor sorpresa. Versatilidad, tamaño y carácter. El análisis de Daniel Farabello, su entrenador en la Selección U19.

“Quiero aprender pero también un lugar en Tokio”, confesó Juan Francisco Fernández a Prensa CAB luego de confirmarse su citación entre los preseleccionados para la preparación de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio. Por su corta edad y por desempeñarse en una liga del ascenso de España, es probablemente la mayor sorpresa y el menos familiar entre los 15 convocados por Sergio Hernández. Además, claro, es el más joven. Pero por su tamaño, su capacidad técnica y condición atlética se trata de un jugador que despierta muchísima ilusión de cara al futuro de la Selección Nacional.

Juan Francisco es un ala-pivote versátil que se adapta a la perfección a los requisitos modernos de su posición, una de las que más cambios ha sufrido en los últimos años. Lejos del ala-pivote tradicional, que operaba cerca del canasto, la dinámica del juego actual requiere que los ala-pivotes puedan atacar tanto de frente como de espaldas y, sobre todo, que puedan abrir la cancha con la amenaza de su tiro externo. También, que sean capaces de defender en la pintura y en el perímetro, dispuestos a cambiar en los bloqueos con jugadores más pequeños y así evitar caer en ajustes defensivos que expongan a la defensa. En esos requisitos, Fernández encaja con total armonía.

“Juan Francisco es un jugador muy versátil con muchísimo talento que, a pesar de su altura, puede jugar tanto de interior como de exterior aprovechando su buen lanzamiento”, describe Daniel Farabello, su entrenador en las Selecciones Nacionales Formativas desde U14 hasta la actualidad, y luego agrega: “Es un jugador muy talentoso, con muy buena mano para el tiro exterior y eso le permite jugar tanto de espaldas como de frente al aro. Además pasa muy bien la pelota y tiene muy buena lectura de juego. Le vendría bien aumentar un poco más de masa muscular, sin perder su esencia, claro. Sin perder su versatilidad ni su capacidad de correr la cancha sin problemas. Defensivamente también es muy tiempista para tapar y corregir tiros del rival, lo que también lo convierte en buen rebotero”.

Como admitió Sergio Hernández en varias oportunidades, la citación de los más jóvenes está muy relacionada al futuro del seleccionado en una posición donde no abundan los candidatos. “Su talla y su corta edad lo convierten en un jugador para ilusionarse. Es un jugador con mucho futuro en la Selección. Aunque mucho de lo que pase con su carrera va a depender de él. De todas maneras, los jugadores con su talla representan el mayor déficit que tenemos en la Selección”, aclara Farabello. Ser parte del proceso es el comienzo del camino para él. Conocer hábitos y absorber la esencia de la Selección Mayor, su cultura de trabajo, que con tanto éxito ha pasado de una generación a la siguiente manteniendo el estándar de excelencia en lo que se ve y en lo que no. Aprovechar la experiencia sin perder el hambre de ganarse un lugar entre los 12 definitivos.

Sin embargo, el principal foco de Fernández hoy está puesto en otro lado. Del 3 al 11 de julio se disputará el Mundial U19 en Riga, Letonia, un evento para el que Juan Francisco se viene preparando con mucha anticipación junto al resto de sus compañeros. Será el cierre de una etapa, pero al mismo tiempo, la razón por la cual no podrá unirse a la Selección Mayor para la preparación en Las Vegas. De todos modos, al finalizar el Mundial U19, Fernández pondrá su nombre en una selecta lista reservada para muy pocos: la de haber disputado tres mundiales en su etapa formativa. Lo hizo en el 2018, dando un año de ventaja para el U17 de Santa Fe, luego en el U19 de 2019 dando dos años de ventaja y este año jugará por primera vez un torneo internacional oficial junto con su camada, la 2002.

La temporada que acaba de terminar fue la del despegue para Juan Francisco, que se desempeña en la filial del Baloncesto Fuenlabrada, en la Liga EBA, cuarta división del básquet español: “Este año, por suerte, tuvo competencia. Ya que dentro de su camada muchos chicos no tuvieron competencia. Tuvo un muy buen año en la Liga EBA, donde hay jugadores con mucho talento, que pertenecen a equipos grandes que aprovechan la liga para darle minutos a los más jóvenes”, explica Farabello. Allí, Fernández disputó 23 partidos y promedió 24 minutos, 13.1 puntos y 5.7 rebotes con 33% de eficacia de tres puntos. Pero lo más importante, su equipo fue uno de los mejores de la liga y obtuvo uno de los cinco ascensos a LEB Plata, finalizando con registro de 20 victorias y 3 derrotas incluyendo la Liga Regular y el Final Four.

Además de la competencia, Fernández ha tenido la posibilidad de entrenar en numerosas ocasiones con el equipo principal del Fuenlabrada, que se desempeña en la Liga Endesa. La esperanza está puesta en que la próxima temporada pueda resolver temas burocráticos que le permitan ocupar plaza de comunitario y de esta manera, cumplir el anhelo de debutar en la primera división del básquet español.

Se vienen semanas trascendentales para su carrera. Representar al país en un Mundial, entrenar con Luis Scola, su referente, e intentar ganarse un lugar en un Juego Olímpico. Todo en un puñado de días. Nada mal para un jovencito que hasta noviembre no cumplirá sus 19 años.

Fotos: Gentileza de FIBA y Baloncesto Fuenlabrada